- Pedro
- Noticias
- Visto: 1795
ARTÍCULO: EN TIEMPO DE CORONAVIRUS, CONTAGIEMOS AMOR Y ESPERANZA
Os dejamos un artículo que ha escrito Pedro Antonio, el sacedrdote de nuestra Parroquia.
Hoy es domingo, 22 de marzo de 2020. Una semana de estado nacional de alarma.
Llevo dándole vueltas a escribir estas líneas en estos días en los que por las circunstancias que nos rodean, hay más tiempo para la oración y reflexión.
A las 9:20 de la mañana, por mediación de una catequista, me pongo en contacto con una de sus madres de catequesis, supervisora de una de las plantas del hospital de Puertollano.
Hemos estado un rato hablando, ha servido para que ella se desahogue, llore, comparta conmigo sensaciones, realidades que está viviendo en estos momentos críticos. Me decía que le pide al Señor que le ilumine, para que pueda tomar las decisiones más acertadas en estos momentos, cuando tiene que coordinar toda la planta, estando pendiente de los compañeros y de los enfermos.
Me ha agradecido el tiempo dedicado, al mismo tiempo que le he dicho que me llame las veces que sea necesario para hablar y desahogarse. Es una misión que en estos momentos puedo hacer, la de la escucha telefónica.
También he hablado con un matrimonio. Ella trabaja en Mercadona, y me ha contado la horrible experiencia que fundamentalmente los primeros días han vivido los trabajadores por la actitud egoísta de los clientes que han arrasado con todo.
Después, me he ido a la Parroquia a rezar, y he celebrado la Eucaristía que como estos días he retransmitido a través de la página de facebook que tenemos. Hoy, la homilía ha sido más didáctica, pensando en los niños y no tan niños, utilizando imágenes teniendo como telón de fondo el texto del ciego de nacimiento. Imágenes borrosas, que aparecen cuando tenemos ceguera en nuestras vidas, la imagen de la mirada de Jesús de Nazaret que traspasa las entrañas del alma y nos cura, imagen de muchos ojos de personas distintas por su sexo, cultura, raza, que han sido curadas por el Señor, y las imágenes nítidas que posibilitan que podamos contemplar la realidad. La última imagen ha sido la de un rostro envuelto en unas manos que crean y acarician, siendo todo con mucho colorido.
Poco antes de la Eucaristía, recibí la noticia del fallecimiento de D. Francisco del Campo Real, sacerdote, a consecuencia del coronavirus. He pedido por él.
Terminada la Eucaristía, me ha llamado un sacerdote de Ciudad Real para pedirme el favor de ir a las tres de la tarde a la puerta del cementerio para rezar un responso por su alma, porque lo iban a traer aquí a Puertollano. Después, se ha puesto la familia en contacto conmigo.
Como habíamos acordado, me he ido a la puerta del cementerio donde poco después de las tres de la tarde ha llegado el féretro con el cadáver. Hemos estado tres sobrinos y yo, y hemos rezado por D. Francisco. Todo muy triste.
Después me he ido a mi casa, he llamado otra vez a esta chica que trabaja en el hospital para ver cómo iban, y he estado toda la tarde tranquilo.
Como todas las tardes, he vuelto a la Parroquia para rezar Vísperas, y tocar las campanas al mismo tiempo que la gente sale a sus balcones a aplaudir agradeciendo la labor que están realizando todos los profesionales de la salud, y todas las personas que velan por cada uno de nosotros especialmente en estas circunstancias.
Estando en la Parroquia recibo otra llamada de otra persona, que también necesita desahogarse por las circunstancias personales que está viviendo. Otra vez la pastoral de la escucha.
Lo siguiente ha sido ponerme delante del ordenador y organizar todas las experiencias vividas a lo largo del día y la reflexión que llevo haciendo en estas circunstancias que estamos viviendo, que nos superan a todos, y que ojala que de esta situación saquemos algo positivo.
Porque aún sigo leyendo comentarios en las redes sociales cargados de odio y de malos pensamientos, opiniones de todo tipo, como si todos supiesen de todo y tuviesen la barita mágica que soluciona todo, escuchamos caceroladas hacia uno u otro bando, como si aquí unos fuesen los buenos y otros los malos, y un sinfín de mensajes que lo que hacen es saturarnos por completo.
Tengo que reconocer que esta tarde he puesto el móvil en silencio, porque la saturación de mensajes descentra y hace que el nerviosismo esté a flor de piel.
Hoy hemos podido escuchar el pasaje de la curación del ciego de nacimiento.
Jesús de Nazaret actuó, ejerció la misericordia y tuvo compasión de esa persona. No se puso a criticar ni a opinar, no escribió mensajes en las redes sociales opinando de todo. No. Actuó, se puso manos a la obra y curó a la persona, porque era persona.
Y no se detuvo en contemplaciones. Hizo barro con el agua que tenía, la saliva, y se lo untó en los ojos. Era una situación de emergencia que tenía que resolver.
Por nuestras obras nos conocerán y nos juzgarán.
Estamos en un momento en el que tenemos que contagiar amor y esperanza, cambiar nuestras actitudes prepotentes que lo único que hacen es crear malos ambientes en los demás. No son momentos de caceroladas ni de explosiones de odio.
Fijémonos en el Buen Pastor, copiemos lo que hizo con ese ciego y contagiemos, no coronavirus, sino gestos de esperanza y de amor, para que cada uno de nosotros cambiemos, para que esta sociedad sea más humana y humanizadora cuando termine esta pesadilla, que estoy seguro que pasará.
Pedro Antonio Rodríguez Menchén